
La pasada semana el programa de TVE 59 Segundos vivió uno de sus episodios más desagradables. A pesar de que la esencia de este debate público es la polémica informativa e ideológica, el miércoles -este aspecto- alcanzó su cota más alta, evidenciando la politización que viven los medios de comunicación actualmente.
El tema central del programa era, como no podía ser de otra manera, la situación actual de lo que muchos denominan el conflicto vasco. Con todo dispuesto, el combate dialéctico comenzó con poca intensidad pero se fue "caldeando" según transcurrían los minutos. Los niveles de crispación de los invitados alcanzaban niveles más altos con cada intervención. De repente, un periodista "dejó caer sobre la mesa" el argumento de la trama de la conspiración , y comenzó el lío.
Durante 40 segundos -cronometrados por el reloj- la audiencia fue incapaz de transcribir de que hablaban los periodistas. La mesa se convirtió en un ruidoso intrumento para ajusticiar y justificar las políticas de PSOE, PP y de los medios de comunicación afines a estos partidos. Los protagonistas los de siempre. En ausencia de Pedrojota, máximo inspirador de la trama del 11M, Isabel San Sebastián cogió el testigo popular a grito pelado. Enric Sopena hizo lo propio con el bando socialista, y aquí se acabo la comunicación. Ante esta situación, la presentadora de 59 Segundos se desgañitaba para intentar mediar en el conflicto. Antes me frustraba que los buenos contertulios de este programa no tuvieran más tiempo para expresar sus argumentos, pero ahora creo que es una suerte y un acierto que sólo les concedan 59 segundos para "hablar".
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